Plásticos para aplicaciones con rozamiento, desgaste y cojinetes
El rozamiento o fricción es la resistencia al movimiento relativo entre dos superficies. Cuanto menor es el coeficiente de rozamiento, con más facilidad se desliza una superficie sobre la otra. La fricción provoca desgaste, lo que reduce la vida útil del material. Esto puede afectar a la eficiencia de los productos y reducir sus prestaciones, lo que resulta en mayores costes de mantenimiento y sustitución de piezas. Por ejemplo, la superficie de la pieza deslizante más dura (como el acero) tiene más probabilidad de provocar el desgaste de la contrapieza más blanda. Además, cuando se combina una alta velocidad de deslizamiento con grandes fuerzas presionantes, las piezas del conjunto deslizante se ven sometidas a grandes niveles de esfuerzo.
Por lo general, los plásticos son materiales con muy buen comportamiento ante el desgaste y un bajo coeficiente de rozamiento, lo que los hace ideales para aplicaciones en las que hay que tener en cuenta la fricción. A esto se añade que la resistencia a la abrasión de la mayoría de los plásticos es también elevada en condiciones de funcionamiento en seco.
En algunas aplicaciones, como los cojinetes, donde una pieza se desliza sobre otra, el desgaste suele ser importante. Los termoplásticos dan buen resultado en estas aplicaciones en las que es fundamental que haya poca fricción. Estos termoplásticos ofrecen una serie de ventajas adicionales además de la resistencia al desgaste, como una buena resistencia a la corrosión, menor peso y menos ruido. Las piezas fabricadas con estos termoplásticos también tienden a generar menor fricción y calor, lo que aumenta la vida útil y, en última instancia, reduce los costes de mantenimiento.