Las fibras reforzadas con carbono se vienen fabricando a escala industrial y utilizándose como refuerzo en plásticos desde mediados de los años 70. Están compuestas en más del 90 % de carbono puro.
Por su alto coeficiente de elasticidad, las fibras de carbono son ideales para aplicaciones en las que la rigidez es el requisito principal. Mientras que las fibras de vidrio y de aramida ofrecen excelentes propiedades de aislamiento eléctrico, las fibra de carbono son conductoras de electricidad. Sin embargo, a menos que el material compuesto haya sido diseñado específicamente para aplicaciones eléctricamente activas, no debería confiarse en que la conductividad de los materiales aditivados con carbono sea homogénea en todo el material. Comparada con la fibra de vidrio, la fibra de carbono es muy adecuada para aplicaciones con fricción dinámica y baja fricción. Sus características ayudan al deslizamiento y mejoran significativamente la resistencia a la abrasión.